240429 Pascua V Lunes Jn 14, 21-26
Lectura.
«El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él. … Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho» (Jn 14, 22-26).
Meditación.
Dios es comunicación, es salida y viene hacia nosotros, nos comunica su Palabra. En la medida que elegimos escuchar, rumiar y vivir su Palabra, ya tenemos la vida divina. Se nos propone un estilo de vida, para ser felices, según la verdad de Dios, que nos ha hecho sus hijos y nos espera para vivir eternamente.
En la Palabra está el aliento divino, vida de la gracia, se hace presente el Espíritu Santo, que es la efusión del Padre y del Hijo en nuestro corazón. Somos su morada. Es preciso hacer consciente este vínculo permanente. Nunca estamos solos, tenemos al divino Huésped en el corazón; han consagrado nuestro cuerpo.
El Espíritu Santo, nos da los sentimientos para gustar esta relación y poder entregarnos a los hermanos con la fuerza divina. Nosotros nos sentimos cansados, pero Él pone el fuego interior, que hace que nos podamos dar y servir, sin cansarnos. Invocar al Espíritu es dejar que obre a nosotros.
Oración:
Espíritu Santo, ven a mi corazón, lléname con el fuego de tu amor.
Contemplación:
- Algunas veces me siento sólo… ignoro tu presencia divina…
- Yo siempre estoy contigo… necesito que abras tu corazón…
- Quiero recibirte… Dame tu Espíritu para que pueda vivir tu amistad.
Acción:
Invocar al Espíritu Santo.